EL
MUNDO
20 julio
2022
Este
es el espeluznante retrato de cómo daña el sol las capas profundas de la piel:
así destruye el colágeno y la elastina
Gema García Marcos
A simple vista, apenas es perceptible
pero, gracias a la tecnología, podemos ver el dañino y acumulativo efecto que
producen los rayos solares en nuestra dermis y que, tarde o temprano, terminará
por aflorar.
"De aquellos polvos, estos lodos", pronostica el
refrán que lo que nos viene a decir es que gran parte (no todos) de los males
que padecemos en el presente son la consecuencia de descuidos, insensateces o
barbaridades a las que, probablemente, no dimos demasiada importancia en el
pasado.
Costumbres tan afianzadas en nuestra 'cultura popular' hace
unas décadas como, por ejemplo, currarse un moreno nivel Julio Iglesias a
fuerza de pasarnos las horas, especialmente las centrales del día, en un
constante vuelta y vuelta, previa maceración cutánea con una pringosa mezcla de
aceite de zanahoria y Coca Cola. Obviamente, lo de la protección solar ni se
barajaba porque, al final, si nos quemábamos, siempre nos quedaba recurrir 'al
infalible' remedio de embadurnarnos de yogur como si no hubiera un mañana.
En 'aquellos maravillosos' años de pieles churruscadas, eran
muy pocos los que se planteaban que aquello no debía de ser muy sano a pesar de
que, de vez en cuando, el Pepito Grillo del sentido común nos susurrara al oído
que ese no era el camino.
Pero el mañana llegó. Y, gracias a campañas de divulgación
tan potentes como #Notequemesconelsol2022, promovida por la Clínica
Dermatológica Internacional y la Unidad de Dermatología de Ruber
Internacional Mirasierra, en colaboración con los
laboratorios Avène, estamos más concienciados sobre
la importancia de prevenir del cáncer cutáneo, una enfermedad cuyos principales
responsables son, además del factor genético, los rayos UVA del sol y las camas
bronceadoras.
Porque en esta iniciativa, el doctor Ricardo Ruiz y su
equipo muestran el espeluznante retrato de lo que no se ve a simple vista: la
huella que el sol ha dejado, año tras año, en las capas más profundas de
nuestra piel y que, si no le ponemos remedio con urgencia, podría acabar por
manifestarse externamente en forma de melanoma, el tipo cáncer de piel más
agresivo que puede llegar a curarse en un 99% de los casos gracias a un
diagnóstico precoz.
Daños
Para entender mejor todo esto, José Luis Ramírez Bellver,
dermatólogo de CDI y uno de los participantes en #Notequemesconelsol2022,
explica cómo actúa el sol sobre nuestra piel. "Existen distintas radiaciones
que llegan a nuestra piel y producen efectos nocivos (también algunos
beneficiosos) sobre ella: la radiación UVA, por ejemplo, es la causante del
envejecimiento prematuro (fotoenvejecimiento), al ser la que más profundo
llega, y producir alteraciones en las fibras elásticas (elastosis) y en el
colágeno. Esta elastosis se manifiesta en forma de arrugas profundas, poro
dilatado, sequedad y engrosamiento cutáneo. Al producirse una alteración en el
colágeno, éste ya no retiene el agua con tanta facilidad y se produce el descolgamiento cutáneo o la flacidez".
Los rayos UVB, prosigue, son "los que causan las
quemaduras solares, que son el mayor factor de riesgo prevenible para el
desarrollo de algunos cánceres de piel. La sensación de calor es producida por
la radiación infrarroja".
Pero todavía hay más: "Otra radiación que nos llega es
la luz visible, que tiene poca penetración en la piel y por tanto pocos efectos
nocivos, aunque se está estudiando su papel en la producción del melasma, por ejemplo".
¿Bronceado
saludable?
Por si todavía alguna duda al respecto a estas alturas,
Mercedes Sáenz de Santa María, especialista en Medicina Estética en CDI, hace
hincapié en que "el envejecimiento de nuestra piel se debe solo en un 20%
al paso del tiempo y el 80% restante, al daño producido por agentes externos,
de los cuales la radiación solar es el más importante sin duda (también
alimentación, estrés, estilo de vida, contaminación...). Las radiaciones UVA,
UVB, infrarrojos, luz visible... todas ellas producen un envejecimiento
acelerado de nuestra piel que se traduce en aumento de manchas, arrugas
profundas, flacidez, pérdida de colágeno y elastina".
¿Cuáles son los primeros síntomas de que nos estamos
pasando? El doctor Ramírez Bellver los detalla: "El eritema
(enrojecimiento) es el primer signo de que la exposición está siendo excesiva
o, al menos, es indicativo de que no estamos protegidos correctamente. Al
eritema, le seguiría la quemadura solar, la cual ya producirá unos cambios
"permanentes" que pueden pasar factura en los años siguientes, en
forma de manchas, rojeces y, en el peor de los casos, algún cáncer o precáncer de piel".
Entonces, ¿cómo deberíamos tomar el sol de forma saludable
(si es que se puede)? "No existe el bronceado saludable. Hay que decirlo
de forma clara y rotunda. Eso lo debemos tener muy claro (excepto con el uso de
autobronceadores en crema). Por eso los médicos insistimos tanto en el uso de
protectores solares", sentencia la doctora Sáenz de Santamaría.
Usar fotoprotectores (mínimo SPF 30) y, tal y como nos
recuerda el doctor Ramírez Bellver, "no olvidarse de la fotoprotección
física (gorras, sombreros, camisetas, gafas de sol...) y evitar la exposición
prolongada entre las 12-16 horas". En algunos casos, también pueden ser
útiles "los suplementos orales a base de antioxidantes: eso sí, siempre
como complemento y nunca como sustituto de la fotoprotección física, ya que
pueden ayudar a reparar más rápidamente el daño producido por la radiación
UV".
La excusa de la vitamina D no cuela. "Hay que tener en
cuenta, que el estímulo solar necesario para que nuestra piel sintetice esa
vitamina D es el equivalente a 4-5 minutos en los meses de verano; 15 minutos
en los meses de invierno. Los protectores solares, por muy bien aplicados que
estén, nunca alcanzan una protección solar total. Suelen rondar el 93-96%, y,
normalmente, tampoco los aplicamos en absolutamente toda la superficie corporal
expuesta. Por eso, a pesar de que utilicemos protección solar, vamos a tener el
estímulo suficiente para sintetizar vitamina D".
La mala noticia de todo esto es que el daño solar ya
acumulado no se puede revertir; se podrán tratar aquellas alteraciones que
vayan apareciendo (como, por ejemplo, recurriendo al láser para las manchas, al
ácido hialurónico...). La buena es que podemos evitar que el sol siga
produciendo daño en nuestra piel, aplicándonos a diario -durante todo el año-
un fotoprotector solar adaptado a cada tipo de piel y recordando las
recomendaciones de los expertos.
Tomemos nota...